Y de mi madre aprendí: «Alas para que las quiero, sino es para volar»

Sweet Caroline, esa soy yo, una publicista nacida en la hermosa ciudad de Barranquilla en la costa norte de Colombia. Si me conoces puede que pienses que soy una mujer impredecible, histérica, loca maniática y sexual, adicta a los orgasmos literarios, viajar, escribir, a la vida en compañía, al amor de verano que se vuelve eterno

Mi primer viaje en solitario, lo hice a los 16 años. Antes de eso aprendí el amor a la ruta, al camino, a los paisajes nuevos e inhóspitos gracias a mi mamá, que desde muy chica agarró su maleta y la de su pequeña hija para enseñarme a volar. (Mamá si lees esto, te doy infinitas gracias)

10349006_358663527618456_4823805332022430109_n                                                                                      Bogotá DC, 1994 – Parque Simón Bolívar 

Creo que no hay persona que admire más en el mundo que a ella, todo lo que soy, cuanto he triunfado o fracasado para volver a levantarme, me lo ha enseñado ella. De mamá aprendí que sólo debes querer tener alas si deseas con todas tus fuerzas alzar el vuelo.

10447519_358666170951525_7903214963988095652_n                                                                                      Santander, 2004  Pueblo de Ricaurte

Mi madre fue mi primera compañera de viaje, aprendí a preparar una maleta o mochila con sus consejos, a no temer a hacer amigos a donde voy porque siempre puedes encontrar gente buena y amable, pero sobretodo a sonreír y ser feliz con la oportunidad que te da la vida de conocer el mundo.

Siendo aún una adolescente recién salida de la escuela me dispuse a recorrer Colombia. Viajé a muchos lugares pero no a tantos como quisiera.  Siento una lástima al saber que todas mis fotos las perdí en el formateo de mis computadoras, pero como bien leí en un blog, “Un viaje no es cuantas fotos tomas, si no a cuanta gente conoces” Algo así…

Me frustré muchas veces con el paso de los años por no ir viajando por el mundo a pasos agigantados, me frustré al no poder hacer las cosas a un mejor ritmo.

Pero poco a poco fui comprendiendo, que debes vivir la vida lentamente, pues solo así puedes disfrutar de saludar al sol, amar el silencio, reconocer tus pasos en la arena y dejar una huella a donde vas.

2 comentarios sobre “Y de mi madre aprendí: «Alas para que las quiero, sino es para volar»

  1. Gracias hija.

    Que hermoso, eres un ser maravilloso, Dios tiene un propósito en tu vida. Te llevara de su mano, yo soy un instrumento de el para que tu logres esa felicidad que anhelas y mereces.

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